Mosca Loca’

Narcotraficante fue considerado un héroe en el mundo del hampa

Escribe: Jose “Cachema” Vegas

En la época del primer gobierno aprista, un sector de la ciudadanía tenía dudas sobre la muerte del más grande narcotraficante peruano, el inmortalizado Guillermo Porto Cárdenas Dávila, alias “Mosca Loca”, cuyo sangriento asesinato sucedió en un motín ocurrido el 26 de marzo de 1984, en el centro penitenciario El Sexto.

La incertidumbre no se pudo disipar hasta que el cadáver y las fotografías de su rostro muerto y con su peculiar sonrisa fueron expuestos a todos los peruanos.

Y a pesar que se corroboró que se trataba de “Mosca Loca”, la indecisión continuaba flotando en la colectividad, debido a que no se dio a conocer el resultado de la ratificación de las fichas de identificación dactiloscópica, tomadas al cadáver de Cárdenas Dávila, quien dejó una gran fortuna a sus herederos. En los años 80, “Mosca Loca” solo pudo ser comparado con el capo colombiano Pablo Escobar.

GOBIERNO ORDENÓ HOMOLOGACIÓN

DE LAS FICHAS DE IDENTIFICACIÓN

La leyenda de que “Mosca Loca” estaba vivo y que se encontraba en Colombia, país donde cambió la harina de trigo por el de clorhidrato de cocaína, se propagó porque sus hijos le siguieron los pasos, ellos ya no dedicaban esfuerzos al negocio de las panaderías sino al tráfico de drogas.

Una fuente policial de crédito dijo que la disposición para cotejar las fichas dactiloscópicas tomadas en vida y muerte, fue ordenada por el expresidente Alan García Pérez, al teniente general Fernando Reyes Roca, entonces jefe de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP).

En las exequias de “Mosca Loca”, el exmandatario dijo que había muerto un ‘héroe’. Entre ambos existió una gran amistad y confianza, señaló. También la fuente no descartó que la orden pudiera ser dada por el exministro del Interior Agustín Mantilla Campos.

Reyes Roca dispuso a los mejores peritos de dactiloscopia para que realicen el trabajo de despejar cualquier duda que circulaba en las diferentes esferas sociales. Las fichas dactilares fueron minuciosamente homologadas. Y después de varios días, los forenses coincidieron que efectivamente pertenecían a Cárdenas Dávila.

SI LO DEJARÁN TRABAJAR PAGABA

LA DEUDA EXTERNA COMPARTIÓ

CELDA DE LUJO CON TERRORISTA

“Mosca Loca”, quien tenía relaciones con el poder político y económico, osó en manifestar que si lo dejaban trabajar, pagaba la deuda externa que ascendía a 17 millones de dólares, recordó la fuente policial.

En la prisión, El Sexto ocupaba una celda de lujo, acogiendo a Antonio Díaz Martínez, hombre de confianza del jefe y fundador de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán Reynoso “Gonzalo”. El motín fue aprovechado por el ‘senderista’ Díaz quien salió por la puerta del desaparecido penal. Y cuando se encontraba por inmediaciones del colegio nacional Nuestra Señora Guadalupe, en forma circunstancial, pasó por ese lugar un detective de la DIRCOTE quien lo reconoció y lo capturó.

Cabe recordar que Díaz Martínez murió en la matanza de Lurigancho, el 18 de junio de l986.

NO FUE SENTENCIADO

POR NARCOTRAFICO

“Mosca Loca” no fue sentenciado por tráfico de drogas porque cuando fue asesinado, la Corte Suprema de Justicia aún no había expedido sentencia contra él por el presunto de delito de tráfico de drogas. Su primera condena fue 5 años de prisión (5 enero de 1981), la misma que fue anulada por falta de pruebas. El Fiscal Supremo del ministerio Público la impugnó.

Y cuando se ordenó nuevamente su detención, el proceso no culminó por su inesperado deceso. Es decir, no se llegó a comprobar sus actividades con el narcotráfico. Su situación legal solo fue ser procesado por presunto tráfico de drogas.

“PILATOS” FUE

VERDUGO

Junto con “Mosca Loca” murieron otros 21 internos de El Sexto. El verdugo de Cárdenas Guzmán fue Luis García Mendoza “Pilatos”, quien lo mató con un corte en la yugular, luego de golpearlo brutalmente. En el referido penal en la década del 30, 40 y 50 estuvieron presos dirigentes y militantes del partido aprista. Entre ellos el desaparecido padre de García Pérez, Carlos García Ronceros. También estuvieron en esa prisión comunistas y simpatizantes, en éstos últimos el extinto escritor andahuaylino, José María Arguedas. Su obra El Sexto, es producto de once meses de carcelería, (noviembre de l937 – octubre de l938). Al final del primer gobierno aprista, García Pérez, lo clausura. En la excárcel, hoy funciona una dependencia de Tránsito, y estuvo ubicada en las avenidas Bolivia y Alfonso Ugarte, en el Centro de Lima. Su nombre El Sexto deriva porque al costado funciona la sexta comisaría de la entonces Guardia Civil, hoy Policía Nacional del Perú.

Las dolorosas escenas de la matanza y torturas a Amelia Ríos de Coloma, una psicóloga del Instituto Nacional Penitenciario, fue noticia mundial. Un canal televisivo que recién había iniciado sus actividades, trasmitió en directo el trágico hecho que conmocionó al país entero y a gran parte del mundo.

“Pilatos” y “Loco Centauro”, quienes dirigieron el sanguinario motín se quitaron la vida de un balazo al verse rodeados por efectivos de la ex Guardia Republicana del Perú encargada de los penales, establecimientos públicos y puestos de vigilancia en las fronteras del país.

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MDin law M.D. in Law and Economics. Policia de Investigaciones del Peru (PIP) Rank Captain. Director of the Personnel of National customhouse of the Peru Lawyer in Court in representation of the State.. USA. school system. Teacher. Bilingual
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